Ésto es debido a que aunque las plantas insectívoras de diferentes especies pueden vivir muy distanciadas unas de otras y en lugares aparentemente muy diferentes, todos sus hábitats tienen algo en común: el sustrato donde viven es muy pobre en nutrientes. Por eso mismo han tenido que especializarse en obtener nutrientes a partir de animales.
Cada una tiene su propio método, generalmente acorde con el lugar donde habitan, con colores que atraen a unos u otros insectos e incluso olores fétidos o néctares dulces que atraen por ejemplo a las moscas.
Su cuidado es sencillo, dependiendo de la planta que sea, pero todas requieren un sustrato con pH muy ácido y ser regadas con agua de lluvia o de la que se usa para la plancha (agua pura, desmineralizada o destilada). Todas necesitan estar con la tierra constantemente húmeda, algunas casi encharcada. Las sarracenias o dionaeas necesitan una constante insolación y un período de frío invernal. Otras como las variedades tropicales de drosera o las nepenthes necesitan luz pero sombra y temperatura cálida constante. Son adaptables.
Drosera tropical.
Nepenthes.
Sarracenia.
Misma dionaea anterior con el agua del plato congelada,
pasando su necesario período invernal.
Las dionaeas que necesitan cerrar sus trampas rápidamente para que el insecto no pueda escapar realiza los movimientos gracias al flujo interior del agua, que dilatan o contraen algunas partes, cerrando los lóbulos, aunque esto es solo una teoría.
Consta de unos "pelos" en la superficie interior de sus lóbulos, y si algo estimula el mismo pelo en un intervalo no mayor a 20 segundos, la trampa, cuyos lóbulos son convexos, se cierra rápidamente juntando ambos lóbulos y pasando a ser cóncavos, creando una cavidad.
Misma dionaea anterior atrapando saltamontes.
Dionaea anterior atrapando su propio tallo a causa del viento.
La digestión de las dionaeas funciona de la siguiente manera: al quedar el insecto atrapado continúa moviéndose, lo cual estimula la parte interior de los lóbulos, haciendo que se cierren con más y más fuerza, hasta quedar herméticos. la planta comienza a liberar enzimas y digiere las partes más blandas del insecto, absorbiendo los nutrientes y reduciéndolo a una cáscara, que al abrirse es llevada por el viento.
Si la planta caza demasiado, puede sufrir una "empachera".
En España hay varios tipos de droseras y pinguicula (del latín "pinguiculus" pringoso). Como su propio nombre indica ésta última atrapa los insectos gracias a sus pringosas hojas.
Dos tipos de drosera, entre las cuales aliciae, y otro tipo de sarracenia. (Ésta
última es del tipo de las espigadas, al contrario que otras más recogidas
como la purpurea).
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