lunes, 24 de noviembre de 2014

Cactáceas, la adaptación al canto.

Las cactáceas, comúnmente conocidas como cactus o catoos, son plantas de la familia de las suculentas (del latín "suculentus", muy jugoso) haciendo referencia a que este grupo de plantas está especializado en almacenar agua en sus hojas, tallos y/o raíces, de manera mucho más abundantemente que las plantas "corrientes".

Son originarias de América, como Méjico, donde son un símbolo internaconal, exepto una clase que es oriunda de África.

Las hay de portes altos, bajos, redondos, planos, con formas geométricas, adaptadas a unas u otras condiciones, pero todos tienen algo en común: han evolucionado para vivir en climas más o menos áridos.

                                                  Cactus candelabro (Sevilla).
                                                               
La mayoría de cactus han perdido sus hojas, ya que conservarlas no sería rentable. El agua se evaporaría rápidamente a través de los numerosos poros de las hojas. En su lugar, la mayoría tienen espinas, que les sirven para defenderse de los animales sedientos, ya que los cactus, al ser una gran reserva de agua y nutrientes, son muy apetecibles para los animales del desierto. Hay cactus sin espinas y cactus con hojas, que viven en lugares menos calurosos y cactus con una especie de vellosidades que les ayuda a captar agua, función que también cumplen las espinas, al condensarse el rocío y la lluvia en ellas y resbalando por el tronco hasta la tierra que cubre sus raíces. Los cactus también pueden absorber agua de la superficie de su "tallo", mediante el cual realizan la fotosíntesis. Éste está cubierto de una especie de cera que les evita una exesiva deshidratación. La mayoría presenta numerosas aristas para proyectar la mayor cantidad de sombra posible sobre sí mismos.

Hay cactus muy adaptados, que por ejemplo se arrugan al deshidratarse, para volver a hincharse llegado el momento, absorbiendo, como todos, gran cantidad de agua en poco tiempo durante las tormentas del desierto. Otros parecen piedras, e incluso se encogen quedando por debajo del nivel del suelo al deshidratarse. Son los llamados "cactus piedra".

                                                                            Cactus piedra.

Los cactus no han de confundirse con algunas variedades de eurphorbias.

Todos los cactus producen flores, generalmente preparadas para animales nocturnos y para insectos pequeños.
La penca, o chumbera (Ficus indica) produce unos dulces frutos comestibles, los hay de varios colores, llenos de semillas; los higos chumbos o higos picos. Se introdujo en España por sus frutos comestibles y se ha naturalizado en muchas zonas. Es originaria de América.

Cactus candelabro en flor (se abre por la noche para animales como los murciélagos, 
solo dura una noche) y chumbera (Ficus indica):


Vistosa flor de Cactacea.


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domingo, 23 de noviembre de 2014

Las famosas plantas carnívoras.

Las plantas carnívoras o insectívoras son plantas que se han especializado en extraer algunos de los nutrientes que necesitan para su correcto desarrollo de insectos o incluso pequeños anfibios, reptiles y roedores.

Ésto es debido a que aunque las plantas insectívoras de diferentes especies pueden vivir muy distanciadas unas de otras y en lugares aparentemente muy diferentes, todos sus hábitats tienen algo en común: el sustrato donde viven es muy pobre en nutrientes. Por eso mismo han tenido que especializarse en obtener nutrientes a partir de animales.

Cada una tiene su propio método, generalmente acorde con el lugar donde habitan, con colores que atraen a unos u otros insectos e incluso olores fétidos o néctares dulces que atraen por ejemplo a las moscas.

Su cuidado es sencillo, dependiendo de la planta que sea, pero todas requieren un sustrato con pH muy ácido y ser regadas con agua de lluvia o de la que se usa para la plancha (agua pura, desmineralizada o destilada). Todas necesitan estar con la tierra constantemente húmeda, algunas casi encharcada. Las sarracenias o dionaeas necesitan una constante insolación y un período de frío invernal. Otras como las variedades tropicales de drosera o las nepenthes necesitan luz pero sombra y temperatura cálida constante. Son adaptables.


                                                   Drosera tropical.    


  Nepenthes.        

                        Sarracenia.                                

                                                        Dionaea muscipula o atrapamoscas.


                                          Misma dionaea anterior con el agua del plato congelada,
                                                        pasando su necesario período invernal.

Las dionaeas que necesitan cerrar sus trampas rápidamente para que el insecto no pueda escapar realiza los movimientos gracias al flujo interior del agua, que dilatan o contraen algunas partes, cerrando los lóbulos, aunque esto es solo una teoría.
Consta de unos "pelos" en la superficie interior de sus lóbulos, y si algo estimula el mismo pelo en un intervalo no mayor a 20 segundos, la trampa, cuyos lóbulos son convexos, se cierra rápidamente juntando ambos lóbulos y pasando a ser cóncavos, creando una cavidad.

                                      Misma dionaea anterior atrapando saltamontes.


                        Dionaea anterior atrapando su propio tallo a causa del viento.

Todas las plantas carnívoras producen flores para su reproducción, hasta la urticularia que es acuática y se encarga de atrapar larvas de mosquito y otros seres que pueda haber en el agua encerrándolos, como las dionaeas, en unas trampas de dos lóbulos que están bajo el agua. Para floreces saca el tallo floral fuera del agua.


La digestión de las dionaeas funciona de la siguiente manera: al quedar el insecto atrapado continúa moviéndose, lo cual estimula la parte interior de los lóbulos, haciendo que se cierren con más y más fuerza, hasta quedar herméticos.  la planta comienza a liberar enzimas y digiere las partes más blandas del insecto, absorbiendo los nutrientes y reduciéndolo a una cáscara, que al abrirse es llevada por el viento.
Si la planta caza demasiado, puede sufrir una "empachera".

En España hay varios tipos de droseras y pinguicula (del latín "pinguiculus" pringoso). Como su propio nombre indica ésta última atrapa los insectos gracias a sus pringosas hojas.

  
                       Dos tipos de drosera, entre las cuales aliciae, y otro tipo de sarracenia. (Ésta            
                                   última es del tipo de las espigadas, al contrario que otras más recogidas
                                                                               como la purpurea).

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jueves, 20 de noviembre de 2014

Origen del plátano tal y como lo conocemos (I). Historia.

Bueno, hoy me gustaría hablaros de la Musa acuminata autotetraploide.

                                                Hoja de bananera desenrollándose.

Los plátanos que conocemos hoy en día y que vemos en cualquier frutería, son estériles, es decir, no pueden tener descendencia sexualmente. Si os habéis fijado no tienen semillas.

Hay numerosas variedades, entre ellas el apreciado plátano de Canarias, que aunque oriundo de Asia, ha encontrado en nuestras islas "el paraíso".

El nombre científico de la platanera o platanero es Musa. Hay gran cantidad de variedades, pero las silvestres que podemos encontrar en bosques tropicales de casi todo el mundo. Éstas presentan frutos incomestibles para el ser humano, llenos de semillas.
Las inflorescencias de las musas contienen flores hembra, macho o hermafroditas.
La planta consta de un rizoma subterráneo,  el cual emite constantemente, en mayor o menor medida según el tipo de platanera que sea, "retoños" que al crecer originan plantas clónicas a su madre.

                                                   Flores de Musa hembras.   

Pero hace más de 2.000 años, una mutación en la célula que daría origen a una inflorescencia de una Musa acuminata (variedad silvestre), sufrió una mutación, y en lugar de dividirse por meiosis se dividió por mitosis, lo cual produjo gametos diploides (AA), en vez de haploides(A).
Una flor hembra o hermafrodita de esa inflorescencia fue polinizada  por el polen de una flor macho o hermafrodita de la misma inflorescencia, quedando fecundada. 
Al unirse los dos gametos diploides se produjeron unas semillas autotetraploides(AA x AA = AAAA) , que darían lugar a plataneras incapaces de reproducirse por semillas, con frutos más grandes de lo normal.
Ya tenemos el antecesor de los plátanos canarios.

Este fallo de la naturaleza es viable en genética vegetal, pero no lo es para los animales. En los humano solo sobreviven los triploides o los haploides (trisonomía: Síndrome de Down, haploidía: Síndrome de Turner).

Los nativos se darían cuenta de cuán fabuloso defecto de la naturaleza, y recurrieron a la reproducción de estas plantas por hijuelos, el método más utilizado en la actualidad. Así empezaron a nacer las primeras extensiones plantadas con esta planta; se estaban cultivando.

                                                          Racimo inmaduro de plátanos.                                                                              

Aunque la nueva planta no se podía multiplicar por semillas, su polen era viable, polinizando sin problema flores de las plataneras silvestres cercanas. Este proceso es conocido como retro-hibridación, y produjo plataneras triploides (AA  x A = AAA). Este el conocido como cultivar Cavendish, productor de grandes frutos que podían crecer y madurar partenocápicamente, o lo que es lo mismo, sin necesidad de ser fecundados.

Otra mutación, esta vez en el meristema germinal de un rizoma del cultivar Cavendish produjo plantas más bajas, de tallo más grueso y muy productoras, con grandes frutos. Era bastante rústica. Ya tenemos la platanera canaria, Musa acuminata "Dwarf Cavendish" (dwarf significa enano en inglés).

Otro cruce con mutación es por ejemplo, el de la Musa x paradisiaca "Dwarf Orinoco", o platanera de jardín, ampliamente cultivada en la cuenca mediterránea.
Su genotipo es ABB, con un genoma de Musa acuminata y dos de Musa balbisiana.
Las bananas provenientes de los países del ecuador, son cultivares de la Musa x paradisiaca.




                                            Plataneras de jardín en Sevilla. Véase la escala.



Enlaces de interés para más información:

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viernes, 14 de noviembre de 2014

La magia del otoño desde otro punto de vista.

Bueno, en esta primera entrada me gustaría hablaros del otoño, estación que nos ocupa en estos momentos, y que para muchos, es un pacer para los sentidos.

Hablando de sentidos, el que quizás más se deleite en estos días sea el de la vista. Todos hemos paseado alguna vez por alguna calle o parque y hemos contemplado admirados las diferentes y cálidas tonalidades que adquieren los árboles y algunos arbustos, creando tapices infinitos de color bajo sus pies.
                                                   Hojas de cerezo sobre la hierba en otoño.
                                                                         (Prunus avium).  


                                                            Plátanos de sombra en Sevilla Este.
                                                                       (Platanus x hispanica).

Ahora bien, ¿por qué en esta estación las hojas viran a esos tonos? Es sencillo y a la vez complejo.

La clorofila es el pigmento que da la coloración verde a las hojas y capta la luz solar para poder realizar la fotosíntesis, proceso mediante el cual se sintetiza la materia inorgánica en orgánica para así poder obtener los nutrientes necesarios para la vida de la planta.
Al acercarse el otoño, los días se acortan, cada vez hay menos horas de luz, y las temperaturas descienden más o menos gradualmente. Ésto los árboles lo sienten, y se preparan para el invierno. Los que son caducifolios (del latín caduci- caduca y folios- hojas) son los que nos regalan estos espectáculos otoñales, y ésto es debido a la forma que tienen para prepararse antes de los mese más fríos. La clorofila que tienen en sus hojas se descompone, dejando a la vista otros pigmentos, como los carotenoides (el pigmento que va del amarillo al naranja que podemos encontrar en las naranjas o zanahorias que tienen este color), lo cual explica la tonalidad amarilla o naranja de muchas hojas otoñales, como la de los álamos (Populus alba).
Otro pigmento que podemos encontrar al retirarse la clorofila son las antocianinas, pigmento de color rojo que crea hojas como las de algunos tipos de arces japoneses, como el Arce palmatum.
Ambos pigmentos ayudan a fijar luz solar, pero no la luz visible; por ejemplo los carotenos fijan los rayos azules y verdes, por lo que reflejan los amarillos (hoja amarilla), las antocianinas captan rayos azules, verde e incluso púrpuras, por lo que reflejan los rojizos (hoja roja).
Algunos árboles pueden presentar varios pigmentos visibles a la vez.
Al desaparecer todos los pigmentos, queda la hoja de color marrón u ocre.

                                                      Castaño europeo en otoño. (Aracena).
                                                                   (Casatnea sativa).


                                                         Cerezo silvestre en noviembre.
                                                                      (Prunus avium).

                                                           Detalle de hoja de caqui (Diospyros kaki)                                                                        

Este efecto solo ocurre en países con estaciones diferenciadas, necesarias para que los árboles caducifolios o de hoja caduca (haciendo referencia a que no es "eterna",  si no que se estropea tras equis tiempo) se desarrollen correctamente. Según la región del mundo hay árboles mayoritariamente amarillos en otoño o rojos, según sus necesidades, ya que pigmentos como las antocianinas protegen a la hoja del sol mientras reabsorbe todos los nutrientes que contiene la misma, para almacenarlos en el tronco y ramas y pasar el invierno antes de dejar que la hojas muera totalmente (ésto lo hacen todos los árboles caducifolios).
Hay árboles que cuanto más frío pasen más marcados serán sus colores otoñales.

                                                                        Roble común otoñando.
                                                                             (Quercus robur).


                                                                      Roble rebollo otoñando.
                                                                         (Quercus pyrenaica).

El roble rebollo, endémico de los Pirineos (de ahí su nombre), mantiene las hojas secas en el árbol todo el invierno, sin desprenderse de ellas, siendo necesario el empuje de las yemas latentes en primavera para que el pecíolo se desprenda de la rama. Posiblemente esta especialidad del roble de los Pirineos o robre melojo se deba a la necesidad del árbol de proteger las ramas jóvenes y yemas dormidas de as bajas temperaturas invernales.

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